El Eneagrama es una sabiduría milenaria, ancestral, con un enorme bagaje psicológico y espiritual. También, decimos que el Eneagrama es un mapa del comportamiento humano, porque nos muestra cómo estamos siendo, y nos propone alternativas para nuestro crecimiento y desarrollo.
El ENEAGRAMA es una figura geométrica que representa los nueve tipos de personalidad fundamentales de la naturaleza humana y sus interconexiones. Es una descripción de la psicología moderna basada en la sabiduría espiritual de muchas tradiciones antiguas diferentes.
La palabra enea-grama, del griego ennea, «nueve», y grammos, «figura», significa «figura de nueve puntas». El eneagrama moderno de los tipos de personalidad es una síntesis de muchas y diferentes tradiciones espirituales y religiosas. En gran parte, es una condensación de la sabiduría universal, la filosofía perenne acumulada durante miles de años por cristianos, budistas, musulmanes (especialmente los sufíes) y judíos (en la Cábala).
La esencia del eneagrama es el conocimiento universal de que todos los seres humanos somos presencias espirituales encarnadas en el mundo material, y que, misteriosamente compartimos la misma vida y el mismo espíritu del Creador. Pero el eneagrama no es una religión; no se inmiscuye en la orientación religiosa de la persona; no pretende ser un camino espiritual completo. Sin embargo, se ocupa del único elemento que es fundamental a todos los caminos espirituales: el conocimiento de uno mismo.
La finalidad más profunda del Eneagrama.
Identificarse con uno de los nueve tipos de personalidad podría ser algo revolucionario. Es posible que por primera vez en la vida veamos la pauta y el motivo fundamental global de la forma como hemos vivido y nos hemos comportado. Sin embargo, llega un momento en el que «el conocimiento de nuestro tipo» se incorpora a la imagen que tenemos de nosotros mismos, lo cual en realidad podría comenzar a interferir en nuestro crecimiento. En efecto, algunos alumnos del eneagrama “se encariñan” con su tipo de personalidad: «Pues claro que soy un paranoico; al fin y al cabo soy un Seis», o «Ya sabes cómo somos los Siete, no podemos quedarnos quietos». Justificar un comportamiento discutible o adoptar una identidad más rígida son malas formas de emplear el eneagrama.
Al ayudarnos a ver lo atrapados que estamos en nuestros trances y lo alejados que estamos de nuestra naturaleza esencial, el eneagrama nos invita a profundizar en el misterio de nuestra verdadera identidad. Su finalidad es iniciar un proceso de exploración que nos lleve a una verdad más profunda acerca de nosotros mismos y de nuestro lugar en el mundo. Pero si lo usamos simplemente para mejorar nuestra propia imagen detendremos el proceso de desvelar (o recuperar, en realidad) nuestra verdadera naturaleza. Si bien conocer nuestro tipo nos da información importante, esa información es sólo un punto de partida para un viaje mucho mas grandioso. En resumen, saber a qué tipo pertenecemos no es el destino final.
El objetivo de este trabajo es poner fin a las reacciones automáticas de la personalidad llevándolas al terreno de lo consciente. Sólo despertaremos si aportamos percepción y claridad al mecanismo de la personalidad. Cuanto más percibamos las respuestas mecánicas de nuestra personalidad, menos nos identificaremos con ellas, y más libertad tendremos.
Extracto del libro “La Sabiduría del Eneagrama” – Riso- Hudson
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