Para contarte qué “desea” cada estilo de personalidad en el eneagrama, es necesario hacer una introducción previa, ya que estos deseos, forman parte del “mecanismo de la personalidad” de cada tipo.

Don Riso y Russ Hudson en su libro “La Sabiduría del Eneagrama”, explican que este mecanismo de la personalidad, surge en la infancia, mediante lo que se denomina el “miedo básico”. Explican que este último aparece durante los primeros años de vida, como consecuencia de la pérdida de contacto con nuestra naturaleza esencial:

“Como bebés recién nacidos, llegamos al mundo con necesidades natu­rales e innatas que deben satisfacerse para desarrollarnos como seres huma­nos maduros. Sin embargo, incluso en las mejores circunstancias, e inevitablemente, nuestros padres no pudieron satisfacer a la perfección todas nues­tras necesidades del desarrollo. Por buenas que fueran sus intenciones, hubo momentos en que tuvieron dificultad para hacer frente a nuestras necesida­des, sobre todo aquellas que no se habían satisfecho adecuadamente en ellos. Forma parte de la naturaleza del bebé expresar una amplia gama de emocio­nes y estados de ser. Si esas cualidades están bloqueadas en los padres, éstos se sienten nerviosos e incómodos cada vez que surgen en el bebé, y esto pro­duce ansiedad e infelicidad al pequeño.

Si, por ejemplo, un bebé expresa su alegría y placer por estar vivo, pero su madre está deprimida, probablemente ella no se sentirá cómoda con la alegría del bebé. En consecuencia, este aprenderá a reprimir su alegría para evitar que su madre se altere más; otro bebé de diferente temperamento tal vez llore o intente expresarse con más intensidad para obtener una reacción de la madre, pero sea cual sea la reacción del bebé, su alegría no se refleja.

Esta gama limitada, y a veces disfuncional, de comporta­mientos y actitudes se imprime o graba en el alma receptiva del niño o de la niña como el telón de fondo psíquico que los acompañará en su vida y en to­das sus relaciones futuras.

A consecuencia de necesidades infantiles no satisfechas y de los subsi­guientes bloqueos, muy temprano comenzamos a sentir que nos faltan ciertos elementos esenciales. Naturalmente este sentimiento crea una profunda ansiedad. (…). Aunque no sepamos expresarlo en palabras, sentimos el tirón de una ansiedad potente e inconsciente, nuestro miedo básico”.

Volviendo a los estilos de personalidad del eneagrama, cada uno de ellos tiene un “miedo básico” característico. Sin embargo, tenemos que tener en cuenta que estos miedos básicos también son universales (es decir, cada miedo básico es una reacción al miedo universal a la muerte y la aniquila­ción, y el miedo a la nada).

Entonces, es factible que podamos reconocer en noso­tros los miedos básicos de los nueve tipos. De todas maneras, el miedo básico de nuestro tipo es el que va a motivar nuestro comportamiento mucho más que los otros.

En el detalle de cada miedo básico, ¿Cuál/es de todos, te hace/n más sentido?

Eneatipo 1:     Miedo a ser malo, corrupto, perverso o imperfecto.

Eneatipo 2:     Miedo a ser indigno de amor.

Eneatipo 3:     Miedo a ser despreciable o a carecer de valor inherente.

Eneatipo 4:     Miedo a carecer de identidad o dé no ser importante.

Eneatipo 5:     Miedo a ser inútil, incapaz o incompetente.

Eneatipo 6:     Miedo a carecer de apoyo u orientación.

Eneatipo 7:     Miedo a ser desvalido o quedar atrapado en el dolor.

Eneatipo 8:     Miedo a ser dañado o controlado por otros.

Eneatipo 9:     Miedo a perder la conexión, a la fragmentación.

A su vez, cada uno de los eneatipos, buscará compensar a toda costa, este miedo básico que lo motiva en su comportamiento, aunque, no sea del todo consciente “qué es lo que desea compensar”.

Surge entonces, un “deseo básico” en cada tipo (o eneatipo).

El deseo básico es lo que creemos que nos hará estar bien. Es sencillo verlo de esta manera: es como si uno se di­jera: “Si yo tuviera X (amor, seguridad, paz, etcétera), todo estaría perfecto para mí”.

Resumiendo, también podríamos llamar al deseo básico, “el programa del ego”, porque nos dice qué es lo que el ego se afana por conseguir, como si eso que quiere, fuera lo más importante en su vida.

De la misma manera que pasa con los miedos básicos, a los deseos básicos de los nueve tipos, también podemos reconocerlos en nosotros, ya que representan necesidades humanas universales y le­gítimas.

El punto a tener en cuenta aquí, es que cada tipo idealiza y se aferra a SU deseo básico de tal manera que las otras necesidades (humanas, legítimas) comienzan a sufrir. Entonces, el problema surge cuando tratamos de hacerlo realidad de modos equivocados, los cuales nos llevan inevitablemente por caminos que terminan siendo contraproducentes a nuestro bienestar y desarrollo.

En el detalle de cada deseo básico, ¿cuál /es de todos, te hace/n más sentido?

Fíjate también, las distorsiones que aparecen en el comportamiento cuando cada eneatipo busca a toda costa satisfacer su deseo. ¿Te ves en alguna de ellas?

LOS DESEOS BÁSICOS Y SUS DISTORSIONES:

Eneatipo 1:     Deseo de integridad (degenera en perfeccionismo crítico).

Eneatipo 2:     Deseo de ser amado (degenera en necesidad de ser necesitado).

Eneatipo 3:     Deseo de ser valioso (degenera en afán de éxito).

Eneatipo 4:     Deseo de ser uno mismo (degenera en autocomplacencia).

Eneatipo 5:     Deseo de ser competente (degenera en especialización inútil).

Eneatipo 6:     Deseo de seguridad (degenera en un fuerte apego a las creencias).

Eneatipo 7:     Deseo de ser feliz (degenera en escapismo frenético).

Eneatipo 8:     Deseo de protegerse (degenera en lucha constante).

Eneatipo 9:     Deseo de estar en paz (degenera en terca negligencia).

Tener en cuenta y ser conscientes de esta “corrida” interna que nos mantiene atrapados, es de suma importancia: nos permite tomar consciencia de qué es lo que verdaderamente motiva gran parte de nuestro comportamiento, gran parte de nuestras elecciones, gran parte de nuestra atención…

¿En qué se nos va la vida? ¿Buscando qué…? ¿Buscando, “tal cosa”, para qué…?

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